“Puedo porque pienso que puedo”. Esta es la frase que aparece sobreimpresionada -junto a la imagen de Carolina Marín- cuando uno se dispone a buscar en Amazon Prime Video este documental imprescindible para los amantes del deporte de raqueta en particular y del deporte en general.
El título del documental, eslogan también elegido por la jugadora como lema de marca, está perfectamente elegido porque resume en cinco palabras su trayectoria deportiva llena de esfuerzo y sacrificio. Además, el complicado proceso de recuperación tras su grave lesión de rodilla también se refleja en este nombre elegido.
En cuatro episodios de 30 minutos se muestra el duro trabajo de un deportista de primer nivel, los buenos momentos y las decepciones de la competición y las alegrías y tristezas de la vida personal. “Es un resumen de mi vida en dos horas”, declaraba la jugadora de bádminton poco antes de su estreno.
Carolina empieza a jugar al bádminton por una amiga
Carolina Marín nació el 15 de junio de 1993 en Huelva. Desde bien joven su vida ha estado ligada a este deporte que la ha convertido en campeona olímpica y tres veces campeona del mundo. Atención, por si alguien está pensando ver el documental, a partir de aquí se citan varias cosas interesantes del mismo. Carolina empieza a jugar al bádminton como casi todos los niños lo hacen cuando empiezan a practicar deporte hoy en día, es decir, por un amigo. En el caso de Marín es por una amiga que en su tierra practicaba este deporte.
Ella reconoce que le encantó este deporte precisamente desde aquel día que lo probó al acompañar a su amiga al entrenamiento. Asimismo, también ha recordado en varias entrevistas que con 8 años era “muy mala” jugando al bádminton. En el documental salen vídeos grabados, presumiblemente por sus padres, desde las gradas cuando era una niña y se puede ver desde ese momento que, a pesar de no destacar por sus cualidades técnicas dentro de la pista, sí tenía el carácter y el gen ganador que le ha llevado a alcanzar grandes éxitos.
Con 14 años deja Huelva para instalarse en Madrid
Con apenas 13 años, y en estos vídeos que salen en el documental, se pueden ver como Carolina mostraba un amplio malestar cuando las cosas no le salían bien en la pista. Inevitablemente, esto lo pagaba con la raqueta con la que se juega al bádminton. Su padre le dijo que no le iba a comprar ninguna raqueta más, porque las rompía todas cuando se enfadaba por una derrota o un mal partido.
Carolina es hija única, y eso hace más difícil el día tienen que tomar la decisión de ir a Madrid al Centro de Alto Rendimiento y Tecnificación Deportiva del Consejo Superior de Deportes para formarse como profesional. Con 14 años Carolina lo tiene muy claro, sus padres apoyan la decisión y la joven se marcha a la capital.
Enormes sacrificios como levantarse temprano antes de las clases para hacer ejercicio, que teniendo esa edad son palabras mayores, forman parte del esfuerzo que tuvo que hacer en sus inicios. Luego, asistir a las clases, entrenar, comer y por la tarde de nuevo entrenamiento. Esa era su rutina. El poco tiempo que tenía era para estudiar y hablar con sus padres. Como adolescente, también tiene que renunciar a las cosas propias de la edad. Pero ella, Carolina, afirma que todo el sacrificio realizado ha merecido la pena, que sobre todo se reafirma con la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Río en 2016.
Una estrella en países de gran tradición por el bádminton
Para los asiáticos, en países como China, India, Malasia e Indonesia, Carolina Marín es como en España cualquier estrella del deporte rey. Allá por donde paso los fans le piden fotos, es un fenómeno mundial para estos aficionados.
Una de las principales enseñanzas que nos deja este documental es el enorme esfuerzo que tienen que hacer los deportistas para llegar a la élite. Pero no solo hay que trabajar duramente para llegar ahí, sino que también hay que trabajar muy duro para mantenerse entre los mejores. Son innumerables las renuncias a la vida cotidiana y eso, a lo largo de una carrera deportiva profesional cuando se está en los mejores años de vida, puede ser complicado en determinados momentos.
La disciplina de su entrenador, clave para lograr los éxitos
Desde los inicios, la exigencia de su entrenador Fernando Rivas es total. Él manifiesta en el documental que la gente extraordinaria, como Carolina Marín, tiene que hacer cosas extraordinarias. Esas cosas son renunciar a los aspectos cotidianos de la gente, digamos, más normal. Fernando ve desde que Marín era muy joven, con 14 años, que tiene un talento especial. Eso le motiva a formar a la jugadora como profesional e implicarse en el trabajo que durante todos estos largos años ha dado grandes frutos.
Rivas es muy exigente, es la persona que marca los límites de su jugadora. De hecho, seguro que los éxitos cosechados no se hubiesen logrado de no haber sido por su disciplina y mano izquierda. Para los amantes del coaching y para aquellos líderes que se plantean aplicar en sus empresas determinadas técnicas de mejora para con sus empleados y la organización, resulta muy recomendable este documental. En muchos momentos, debido al estrés de la competición, surgen instantes de tensión y dudas que merece la pena visionar.
Fernando es un técnico que lo tiene todo controlado absolutamente, desde los golpes del rival, hasta cómo motivar a Carolina, pasando por el control del aire que sale de los conductos de los pabellones. De igual modo, es de gran interés poder dedicar dos horas a ver cómo los palos de la vida afectan a los deportistas de élite, que también, por supuesto, son personas.